Alimentación: La dieta de
los castores es estrictamente herbívora.
Se alimentan de la corteza, ramillas y hojas de los árboles que
talan y de las raíces de plantas
acuáticas. Se ha observado que los castores europeos prefieren
la corteza y hojas de árboles como sauces, abedules y avellanos,
mientras que los castores americanos se inclinan por árboles como sauces,
abedules, álamos,
cerezos,
arces y alisos, entre otros.
Hábitat: Los castores habitan en las zonas
ribereñas,
y predominantemente en regiones frías. La costumbre de estos animales durante
cientos de miles de años en su hábitat natural ha sido mantener saludables y en
buen estado a los ecosistemas acuáticos en los que viven, aunque
para un observador humano, viendo todos los árboles talados, en ocasiones puede
parecer que están haciendo justo lo contrario. En realidad el castor es una
especie que trabaja como piedra angular en su ecosistema al crear humedales que son útiles para muchas otras especies.
Después de los humanos, ningún otro animal modifica tanto el entorno que lo
rodea como el castor.
Tamaño: Estos
animales continúan creciendo durante toda su vida. El peso medio de los adultos
es de 16 kg,
y aunque los especímenes de más de 25 kg no son comunes se han encontrado
ejemplares que han alcanzado los 40 kg. Las
hembras, llegan a ser tan grandes o incluso más que los machos de su misma
edad, lo que es inusual entre los mamíferos.
Generalmente miden unos 30 cm
de alto por 75 cm de largo, sin contar la cola, que mide unos 25 cm de longitud
por 15 cm de ancho; todos estos valores, no obstante, varían según diversos
factores, incluyendo la edad y especie del individuo.
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